CREACIÓN
DE VALOR EMPRESARIAL
Una de las preguntas más
recurrentes en el mundo empresarial es la siguiente: ¿cómo creo valor en mi
empresa? Una interrogante que puede tomarse desde dos ópticas. La primera es en
cómo genero valor dentro de mi empresa, cómo nutro a mis colaboradores de intención,
propósito y una buena moral. Y la segunda vendría a ser en cómo genero valor
fuera de ella para mis stake-holders; la construcción de un impacto positivo para
nuestro entorno.
Veamos primero el tema de la
creación de valor para nuestro ecosistema empresarial interno. Hay una premisa
primordial en esto. Los valores son cosas que hacemos. Los valores que
compartimos con nuestros colaboradores deben ser accionables. Esos verbos nos
permiten tomar acción y ser corregibles en el tiempo. Por ejemplo, la palabra “innovación”
en si no es un valor, la palabra “honestidad” en si no es un valor. No le
puedes decir a alguien que sea más o menos innovador o honesto, pues quizás esa
persona piense “en qué momento no lo fui”. Pero si colocas como pilar cultural decir siempre la verdad, ese valor se
convertirá en un ejercicio práctico, medible y corregible. No permitamos que la
gente pretenda vivir nuestros valores sólo citando sustantivos. “yo no sé cómo
vivir innovación”, pero si puedes saber cómo vivir creando nuestras estrategias
para mejorar la calidad de un producto, por ejemplo.
Elije "Siempre
diga la verdad”. Al escribir los valores, no escribimos lo que hace nuestra
empresa, sino el mundo que nuestra empresa está tratando deseando construir.
Ahora, sí considero importante
que las empresas tengan sus manifiestos en donde articulen sustantivos, en
donde citen toda su cultura, visión y misión sobre qué harán y su impacto en el
mundo, y que eso sirva como un norte empresarial. Eso le da sentido a su
existencia, ciertamente. Pero más que ello, está en transmitir correctamente
cómo vivirlo. La idea es que el éxito de la empresa está en la creación de
valor a partir de construir en las personas habilidades, cualidades competentes
y carácter para hacer cosas extraordinarias y en medir que tan bien hacen lo
que hacen. El éxito no radica en lo que vendes. Y tú no tienes un manifiesto si
tú eres la única persona que se preocupa por ello, si estás solo enfocado en
tus productos y servicios tú eres el único a quien le importa. En un sentido
más pragmático, cuando se le comenta a las personas con el interés de
involucrarlas y motivarlas se les dice algo como: “somos una empresa que quiere
proveer el mejor servicio en la minería…deseamos mejorar los precios y los
productos en este siglo…”. La verdad es que este manifiesta poco interesa, poco
motiva. Nadie diría “¡yo quiero trabajar allí por eso!”. En cambio, si se les
dices algo como: “existimos para dar alegría y felicidad a la persona que trabaja
en el mundo minero y brindarles una relación empresarial, una experiencia, un espacio,
una solución única y especial”. Las personas podrán decir: “yo quiero trabajar
allí, yo quiero estar en esa empresa”. Lo mismo podría suceder si les comentas
que serán la empresa que los ayudará a ser más proactivos en sus mundos, ellos
dirán que sí quieren trabajar en dicha empresa. Estas son causas que no tiene
nada que ver con lo que las empresas producen, venden o desarrollan. Por el
contrario, ellos usan sus empresas para ayudar a lograr esas causas. ¿Ven la
diferencia? Y sí, eso sí escríbanlo. Y permitan que la gente de su equipo se
hagan responsables de siempre de seguir esa visión.
El círculo dorado: Por qué, cómo y qué
Esta idea permite entender por
qué algunas compañías inspiran más que otras. Porque ciertos espacios laborales
son intrínsecamente más atractivas que su competencia. Y esta es la explicación
en detalle.
·
El “Qué”: Todas las empresas del mundo conocen
lo que hacen
·
El “Cómo”: Algunas saben cómo hacerlo. Ahí
radica el valor agregado y cómo tú puedes diferenciar de la competencia.
·
El “Por qué”: Muy pocas empresas saben por qué
hacen lo que hacen. Y en esto no me refiero a generar una ganancia, ya que eso
es el resultado de algo. Esto es más profundo, se refiere al propósito, a las
creencias de su existencia.
Esto es realmente significativo en la concepción del valor de la empresa, pues usualmente vamos de afuera hacia adentro, pero los líderes inspirados sin importar la industria o los detalles comerciales, van de afuera hacia adentro. Esa es la clave de la comunicación y gestión de una organización que tiene un valor inherente, el cual permite ser vivido por sus colaboradores
Este es un ejemplo. Todos conocemos la marca Apple, sus productos A-1, altamente útiles, innovadores y sencillos de usar. Qué pasaría si el mensaje de valor de ellos fuese tan convencional como la competencia. Si este fuera el caso sería el siguiente: “nosotros hacemos computadoras increíbles, están diseñadas para ofrecerte la mejor experiencia, amigables. ¿Quieres comprar una?” Estoy seguro de que ese mensaje te suena familiar. Y al codificar lo que decimos anteponiendo el porqué y el cómo es básicamente nuestra presentación personal en los círculos sociales en donde nos desarrollamos y esperamos eso nos permita conseguir oportunidades de conectar con gente o de entablar relaciones. Ciertamente eso no inspira. Así es como Apple realmente comunica: “Todo lo que hacemos es porque creemos en desafiar el status quo, en pensar diferente. La forma en que desafiamos ello es haciendo nuestros productos altamente atractivos, sencillos de utilizar y amigables. Por ello hacemos buenas computadoras. ¿Quieres comprar una?”. Un mensaje totalmente diferente a partir de revertir el orden de la información. Esto demuestra que la gente no te compra por lo que haces, sino por porqué lo haces. Esto explica porque la mayor cantidad de gente está súper cómodo con la idea de comprar un IPhone, o una Mac o, inclusive, unos audífonos. La meta comercial no es hacer negocios con todos los que necesiten lo que tú ofreces, sino en hacer negocios con la gente que cree lo que tú crees.
#CambiosParaAvanzar